Un drama de nuestros tiempos. Uno hasta siente que se desmaya cuando se entera. La opción es ir en busca de unas pastillas de emergencia. Evítate molestias y sustos, y mejor compra preservativos no tan chafones (aunque recuerda que ninguna marca es 100% segura).
Tener que hacerlo ‘en silencio’
Sucede que a veces se está en un lugar donde no hay ruido.
Para que no se escuché lo que haces, todos tus movimientos son lentos y en
silencio. Pa’ colmo, ninguno de los dos dice nada. La escena puede ser muy
seductora, o transformarse en uno de esos silencios incómodos, sobre todo si
pasa lo que les contaremos en el siguiente punto…
Andar de pedante
Pues sí, a todos nos pasa (incluso a esas sopicuatas que se
creen princesas de cuento). El chiste es hacer que ocurra el menor número de
veces posible. Si sabes que te vas a poner jacarandoso, no comas frijoles ni
alimentos muy condimentados, ve al baño un poco antes, o de plano, aprieta el
esfínter para que no haya fugas indeseadas (y menos con premio).
El sonido que hacen los cuerpos al juntarse
Todos lo hemos escuchado. Suena como un cojín (valga la
redundancia) de flatulencias para hacer bromas, pero un tanto diferente. El
vacío y el choque de los cuerpos luego genera sonidos que a veces parecen
intergalácticos, a veces una orquesta mal afinada y otras una corneta de
payaso.
Queefing
Y seguimos con los sonidos. El “queef” es el aire que
expulsa la vagina después de tener sexo. Quién escribe estas palabras no
tiene vagina, así que agradeceríamos si alguna sopicuata afirma o desmiente
este punto.
Cambiar de posición torpemente
Luego pensamos que estamos en una película porno y queremos
aplicar posiciones innovadoras que por desgracia a veces no salen como
pensábamos. En el proceso de ir de una pose a otra, ocasionalmente hacemos una
danza un tanto torpe. Lo mejor en esta ocasión es reírnos.
Intentar hablar sucio
Hay a quienes se les da, y a quienes no. Si eres medio ñoño
y no dices groserías ni cuando le anotan gol a tu equipo favorito,
probablemente no te verás bien ni te saldrá eso de hablar como camionero a la
hora de echar pata. Pero bueno, quizá seas la excepción que hace la regla.
Reírse
Ya sea por algún sonido que se escuchó, porque se vio algo
gracioso o porque se acordó de un chiste. Eso de reírse en el momento en el que
se supone uno está concentrado haciendo su chamba hace que el otro desconfíe de
su desempeño. Sobre todo si a la pregunta ‘¿qué pasa o por qué te ríes?’ se
recibe la respuesta ‘nada’ y segundos después la risa continúa.
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